Libro Blanco de la Nutrición Infantil en España
Estudio sobre la Situación de la Obesidad Infantil en España- DKV
Según
la OMS, la obesidad infantil es uno de los problemas
de salud pública
a nivel mundial más graves del siglo
XXI. España, concretamente, se sitúa el grupo definido con un porcentaje de más
del 25% de exceso de peso, cerca de los países con cifras más altas.
La
alimentación y la actividad
física son factores clave en el desarrollo de la obesidad infantil. El
sedentarismo se
ha convertido en una amenaza para
los niños y jóvenes, ya que pasan
más horas
sentados frente a ordenadores o videoconsolas. Podemos encontrarnos, si no hacemos nada, ante la paradoja de que en el momento histórico de más conocimiento y desarrollo
tecnológico, las
nuevas generaciones van a ser las
primeras que vean reducidas su
esperanza de
vida respecto a generaciones anteriores.
Pero
la obesidad y el exceso de peso no son simplemente un problema estético, sino
que representan un verdadero problema
social de salud, con importantes
implicaciones a corto, medio y largo plazo, tanto físicas, como emocionales y
sociales. Repercuten en la persona que la padece, pero también tienen
consecuencias económicas y en el sistema sanitario.
Existen
diversos factores psicológicos, sociales y emocionales que influyen en la posibilidad
de tener unos hábitos saludables o no.
El
vínculo afectivo seguro (llamado “apego”) es de gran importancia. Se ha
demostrado que un vínculo inseguro en los 2 primeros años de vida se asocia con
respuestas al estrés y conductas poco saludables que pueden conducir al riesgo
de obesidad y sobrepeso a los 4-5 años
y en la adolescencia, a los 15 años.
El
vínculo influye en la introducción de la alimentación complementaria y aprender
a gestionar adecuadamente la neofobia alimentaria, así como la atención
adecuada a la autorregulación energética en el bebé y el niño pequeño.
El
vínculo también es un factor fundamental para estimular el juego, la psicomotricidad
y en la interacción lúdica entre los progenitores y otros adultos, y el bebé.
La
familia, el ejemplo a seguir, ya que actúa como modelo de referencia en el que
constantemente los niños se reflejan: comparan para aprender actitudes,
comportamientos y estilos de vida.
Las
actitudes paternas basadas en la autoridad, la seguridad y la firmeza, a la
vez que con atención y el respeto hacia el niño (“crianza con respeto”) son las
que ofrecen un ambiente afectivo más adecuado.
Un
aspecto psicológico es la construcción de límites en el seno familiar. Se ha pasado de un modelo parental autoritario a un modelo
mucho más
laxo en el que a menudo no se establecen los límites adecuados, lo que influye en la elección de los
alimentos o el
exceso de permisividad con las golosinas o los horarios de sueño, por ejemplo.
Otro
factor es la comunicación familiar. Aprovechar momentos como
la hora de la cena o los fines de
semana para
hacer actividades conjuntas pueden suponer grandes oportunidades para establecer prácticas
comunicativas entre
padres e hijos.
Es
positivo hacer sentir a los niños que son parte
activa de las decisiones familiares, respetar y entender sus ritmos. Es positivo dejarles
participar en actividades cotidianas como ir a la compra, preparar la cena, o
la ropa para la excursión.
http://dkvseguros.com/obesidad-infantilhttps://areadelprofesionalsanitario.dkvseguros.com/admin/MediaFiles/Documentos/Resumen_Estudio_obesidad_infantil2016.pdf
http://dkvseguros.com/obesidad-infantil/estudio-obesidad-infantil-en-españa
http://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/descargar.aspx?id=4436&tipo=documento
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